Manifestaciones en todo el país frente a las grandes empresas monopólicas de alimentos(Esteban Marcioni, Nota)

Manifestaciones en todo el país frente a las grandes empresas monopólicas de alimentos, y en el obelisco
SEIS EMPRESAS MONOPÓLICAS DE ALIMENTOS EMPOBRECEN A 44 MILLONES

• ¡BAJEN LOS PRECIOS DE LOS ALIMENTOS!
• ABRAN PUESTOS DE TRABAJO PARA LXS DESOCUPADXS
• TRABAJAR 6 HORAS, PARA TRABAJAR TODXS, SIN BAJAR LOS SUELDOS
• TIERRA PARA PRODUCIR Y VIVIR, Y SOBERANIA ALIMENTARIA

Vocerxs
– Marianela Navarro (FOL) 11 55 84 76 42
-Esteban Marconi (FPDS): 11 55 80 00 38
– Juan Pablo Nocelli (MTD Aníbal Verón): 11 51 34 30 73
– Ezequiel (MRP): 11 22 80 23 37
– Simeón Casimiro (FOB La libertaria): 11 39 17 40 01

Movilizamos en todo el país frente a las plantas de producción y distribución de alimentos.
Mientras unos pocos empresarios que monopolizan el mercado alimentario nacional han quintuplicado sus ganancias en lo que va del año, más de la mitad de la población del país va a terminar el año en la pobreza.

Millones de familias argentinas padecen hambre o se alimentan mal. Millones de niños y niñas condenadxs a crecer como nuevas generaciones de pobres, asisten a nuestros comedores comunitarios porque por sus propios medios no acceden a un plato de comida.
Son ese puñado de empresas las que nos obligan a pagar los alimentos cada vez más caros, porque en nombre de una supuesta expectativa inflacionaria, que no se distingue de lo que en verdad es su deliberada decisión como monopolios, se dedican a especular con los precios para maximizar sus ganancias. Y las maximizan mucho más allá de los niveles promedio de utilidad de cualquier otra empresa semejante en el mundo, lo que genera un espiral inflacionario dejando siempre detrás los salarios. ¡UN VERDADERO CRIMEN CONTRA EL PUEBLO!

En esta jornada nacional de lucha, nos dirigiremos entonces a las plantas industriales de las más importantes empresas monopólicas del rubro alimenticio, exigiendo la baja de los precios, la creación de puestos de trabajo en esas empresas para dar trabajo a lxs desocupadxs, y también para levantar en alto la bandera de la reducción de la jornada de trabajo: trabajar 6 horas, para trabajar todxs, sin bajar los sueldos, y con todos los derechos.

El gobierno nacional deja correr estas prácticas al permitir la especulación y la fuga de capitales, ya que no ejerce ningún tipo de fiscalización sobre las ganancias y las prácticas de estas empresas que concentran el mercado de alimentos en nuestro país. Es urgente que el Estado instrumente medidas para regular y afectar las ganancias de estos sectores en función de los intereses de las mayorías populares.

Como parte de su política blanda frente a los grandes consorcios empresariales, en lo que a empresas alimenticias concierne, el gobierno nacional propone una medida insuficiente y tardía de congelamiento de precios, retrotrayendo al 1 de octubre el precio de los alimentos. Las empresas, que se pintan la cara envalentonadas para pararse ante el gobierno, y que ya le han tomado el tiempo a sus políticas timoratas, ya se habían apurado a remarcar los precios para prepararse con anterioridad! Para cuando el congelamiento se aplica, y si es que lo cumplen, las empresas alimenticias ya han sacado ventaja nuevamente, e inflado otra vez sus ganancias, como siempre a nuestra costa.

Tan sólo un puñado de apellidos son los dueños de toda la producción y distribución de alimentos en Argentina, y algunas se niegan a ser parte de los “precios cuidados”. ¿Cuál es la respuesta del gobierno nacional hasta ahora? Básicamente retórica. ¿Qué hará si no cumplen con el congelamiento de precios? Por más que amenace con aplicar la ley de abastecimiento, sobradas muestras ha dado ya de blandura con estas empresas, y con otras. Más allá de discursos, la política real del gobierno nacional viene siendo clara: blando con los grandes consorcios empresariales, mientras incumple permanentemente con las entregas de alimentos comprometidas con los comedores comunitarios, que subsistimos con migajas, pero que igual garantizamos el alimento para millones de niños, niñas, y familias humildes en este país.
También lo vemos con el actual supuesto “plan para transformar planes sociales en trabajo genuino”, que tantas otras veces en momentos de campaña se los promocionó, pero que nunca funcionaron. Como esta planteado, no es más que un sistema de transferencia de recursos económicos destinados a subsidiarle a las empresas los costos laborales, con el beneficio extra de ahorrarles las cargas sociales, y que para peor tiende a empujar a la baja los salarios y las condiciones laborales de los trabajadores conveniados. Es una política que insiste en no valorizar el trabajo (Agrícola, en la construcción, en la producción de múltiples rubros, en saneamiento, en cuidado, en salud, en educación, y en lo comunitario) que venimos creando hace más de dos décadas las organizaciones sociales, y que durante la pandemia se vio claramente reflejado en la primera línea contra el hambre en los barrios.

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