Con la llegada de las fiestas de Navidad y Año Nuevo, vuelve a encenderse el debate sobre el uso de la pirotecnia sonora y sus efectos negativos en la comunidad.
La campaña “Más luces, menos ruidos” invita a reflexionar sobre cómo celebrar de manera más inclusiva, fomentando el uso de pirotecnia lumínica y reduciendo los impactos del ruido.
Los daños del estruendo
El ruido de la pirotecnia tradicional afecta gravemente a animales, personas con autismo y aquellos con sensibilidad auditiva. En el caso de las mascotas, en especial los perros y gatos, los sonidos intensos y repentinos generan estrés, miedo e incluso problemas físicos, como taquicardia o desorientación que puede derivar en accidentes.
Por otro lado, muchas personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) viven las explosiones como una sobrecarga sensorial, generando ansiedad, llanto, malestar extremo o la necesidad de aislamiento. Este impacto también afecta a adultos mayores, bebés y personas con problemas de audición o salud cardíaca.
Pirotecnia lumínica: una alternativa inclusiva y segura
En los últimos años, ha cobrado fuerza la propuesta de reemplazar la pirotecnia sonora por la lumínica. Esta alternativa ofrece espectáculos visuales coloridos y emocionantes, sin el estruendo que causa tanto daño. La pirotecnia sin ruido permite disfrutar de las celebraciones sin excluir ni afectar a los más vulnerables.
Municipios de todo el país han comenzado a regular la venta de pirotecnia sonora, mientras que cada vez más familias optan por celebrar con opciones más amigables, como luces decorativas, bengalas de bajo impacto y espectáculos organizados por los gobiernos locales que priorizan la inclusión.
Un llamado a la empatía y la responsabilidad
La campaña “Más luces, menos ruidos” nos invita a reflexionar sobre cómo nuestras elecciones pueden hacer de las fiestas un momento de unión y alegría para todos.
Elegir alternativas silenciosas no solo beneficia a los demás, sino que también previene accidentes domésticos, quemaduras y daños a la propiedad.