Coaching Educativo en nuevos entornos de aprendizaje
Aún no terminamos de “hacer pie”; pero las fechas en el calendario y los tiempos de
la escolaridad nos dicen que debemos proyectar el 2022.
Sin embargo; en épocas en que las cosas van cada vez más rápido; la escuela tiene que ser un espacio donde vayan con más lentitud, desacelerar. Salir del automático y de la premura que nos trae la “creencia de aprendizajes no desarrollados, de experiencias no vividas”.
Hemos transitado casi dos años en una realidad educativa diferente, nueva y aún desconocida en sus alcances. No podemos proyectar desde viejos paradigmas; ni repetir acciones tradicionalmente escolares, en un escenario educativo en el que todo está por reconstruirse y rediseñarse.
Interpela la necesidad de detenernos y cambiar nuestro “observador docente” para
facilitar mejores aprendizajes.
¿POR DÓNDE COMENZAR?
• Escuchar activamente a nuestros alumnos y alumnas. Capturar las evidencias que nos traen desde su lenguaje y emocionalidad. Correr el foco desde el “tengo que” trabajar tal o cual contenido para cumplimentar un programa escolar; hacia una profunda revisión y resignificación del “para qué” en cada paso.
• Tomarnos un tiempo ante cada decisión y acción pedagógica que planificamos. En muchas oportunidades, el ir demasiado rápido, no nos da el tiempo para pensar y reflexionar acerca de lo que está ocurriendo, lo que estamos viviendo; “empujando a nuestros estudiantes” en un proceso de aprendizaje del que no son partícipes sino ejecutores. Trasladando esa rapidez a las expectativas que ponemos en nuestro desarrollo profesional y de los aprendizajes en las aulas.
• Generar verdaderos “espacios de ocurrencia”. Entornos en los que los aprendizajes se sucedan realmente y puedan ser distinguidos hacia el interior de cada acto educativo.
• Respetar “la otredad de nuestros estudiantes”. Acercarnos a su realidad y dejar de observar desde la nuestra. No se trata de poner metas a ser cumplidas y calificadas según sean o no alcanzadas. Sino de resignificar procesos y respetar sus tiempos. Observar ampliamente lo que va sucediendo.
¿QUÉ ATENDER PRIORITARIAMENTE?
En el camino y sobre la base de una escolaridad que no termina de reencontrarse; en la que docentes y estudiantes no terminan de sentirse contenidos, es necesario aceptar y trabajar los “me aburro”, “no tengo ganas”, “me rindo”, “no sé cómo”… Partir desde allí. Desde lo que realmente sucede y no desde lo que queremos suceda.
Hemos perdido hábitos propios de la escuela tradicional y estereotipada. Necesitamos en consecuencia revisarlos y adecuarlos. No podemos transitar escolarmente caminos lineales y conocidos únicamente. Es importante nos detengamos paso a paso para observar, escuchar y conversar desde nuevos paradigmas. Atender cada “obstáculo” en el camino con atención y valoración. En este tiempo marcado por la urgencia, la incertidumbre y la dificultad de la espera; la escuela tiene el desafío de darle tiempo al pensamiento en diálogo con el otro, con el entorno y con nosotros mismos como condición de educación participativa, colaborativa y de bienestar integral.
¿CÓMO PUEDE COLABORAR EL COACHING PARA MEJORAR APRENDIZAJES?
El Coaching Ontológico “como estilo de Vida Escolar”; acerca a la educación la posibilidad de desarrollar este “Nuevo y Múltiple Observador”.
A través del coaching; los y las docentes pueden mejorar sus habilidades como líderes educativos, focalizados en procesos de aprendizajes desde las fortalezas e intereses de su alumnado; en un “enseñarse y aprenderse mutuamente”
No se trata de nuevas definiciones ni nuevas conceptualizaciones; sino de resignificar y reorientar.
OBSERVAR, ESCUCHAR Y CONVERSAR DESDE EL LENGUAJE DEL COACHING
1- Nuevas miradas sobre una realidad que tendemos a naturalizar desde el: “así es”; así se hace”; “así funciona”…donde las creencias sostenidas condicionan todo proceso de aprendizaje colectivo e individual.
2- Nuevas lentes para pensar: la planificación de secuencias didácticas; recorte de contenidos, estrategias y/o recursos valorados. Una profunda revisión del diseño de clases.
3- Elecciones cotidianas simples pero profundas para transformar acciones cotidianas y generar ambientes de bienestar.
4- Acompañar a nuestros alumnos y alumnas a revisar y superar sus aprendizajes; facilitando distinciones de sus propios procesos; cambiando el observador:
De la Dificultad, a la “Posibilidad”
Del No llego, al “Aún No llegué”
Del No Puedo, a lo “Estoy intentando”
Del No Sé al “Quiero Saber”
De la Reacción a la Acción
Del me equivoqué como obstáculo al me equivoqué como oportunidad
El Coaching Educativo como “Un estilo de vida escolar, para disfrutar al aprender desde las fortalezas y sonreír a nuestros logros”