Una vez escuche por ahí que de la vida nos llevamos sólo lo vivido, si es así yo me quiero
llevar los abrazos que rearman, los que sostienen cuando sientes que te vas a caer, los que
dan paz, los que dan felicidad, esos abrazos que juntan cada parte de tu cuerpo cuando
esta desconsolado.
Las salidas con amigas, las charlas interminables, los consejos que nunca escuchamos, las
historias compartidas mientras bebemos un buen vino y brindamos por nuestras vidas,
por nosotras mismas.
Los tantos te quiero a escondidas y los gritados a todo pulmón del otro lado de la vereda,
los te amo dichos por mensajes porque hoy no te lo puedo decir de frente, también los
susurrados y los callados quizás por miedo o vergüenza.
Un muestrario de emociones, las risas hasta llorar de alegría, las rabias expresadas y las
decepciones guardadas, los riesgos asumidos y los miedos derrotados.
Me llevaré los besos largos, los cortos, los robados, los dulces, los regalados y los
apasionados.
Todas experiencias vividas, las que disfruté y las que me dolieron.
Todas las historias… las inolvidables y las olvidadas, las eternas y las fugaces.
El amor de mi familia a la distancia, el amor de los que ya no están conmigo pero siguen
estando en mi recuerdo y en mi corazón.
Esas imágenes que pasan cada día por mi mente cada vez que veo a alguien y me
recuerdan a los míos.
Decisiones que dolieron, que duelen, pero que a veces hay que tomarlas.
Llevaré todo lo que pueda darme una vida sin economizar emociones, ni sentimientos ya
sean buenos o malos lo que hizo que valiera la pena vivirlos.
María Belén Yrigoyen