Más allá de la política, la proliferación de tomas ha reavivado en Argentina un viejo debate en torno al derecho a una vivienda digna y la falta de acceso de muchos, por un lado, y el derecho a que se respete la propiedad privada, por el otro.
El fondo del asunto es el histórico déficit habitacional que existe en Argentina.
El caso paradigmático de Guernica, la toma más grande, que comenzó en julio pasado, en el partido (departamento) de Presidente Perón, en las afueras de la capital argentina.
Se estima que unas 3.000 personas, sobre todo jóvenes, algunos con familias, llegaron a ocupar ese terreno privado ante la falta de intervención de las autoridades.
Pero los vecinos que rodean el lugar, que denunciaron un aumento de la inseguridad y el robo de electricidad por parte de los ocupantes, entre otros delitos, aseguran que allí planea construirse un barrio cerrado (o country, como le dicen los locales).
Aunque la Justicia ordenó el desalojo de Guernica a comienzos de septiembre, el operativo se postergó hasta este 1 de octubre y ahora se volvió a suspender sin nueva fecha, con la idea de darle tiempo al gobierno provincial a alcanzar una «salida pacífica».
Junto al Dr Fermín Gandara sica abordamos esta problemática: