Naciste para volar y, esta vez, querido Pirincho lograste tu vuelo más alto y eterno, ése que siempre soñaste y deseabas alcanzar, para poder estar muy cerca de tus padres, especialmente de tu madre terrenal que amabas y agradecías con tanta ternura y también junto a tu madre Celestial a quién le dedicadas toda tu devoción y admiración.
Hace solo 84 años, algún ser superior quiso que bajaras a ésta tierra, en tu Polvaredas natal para que, desde tu humilde hogar, muchos pudiéramos conocerte GENIO HUMANO.
Hoy duele mucho perderte y saber que ya no estarás más ahí, muy cerca nuestro, inventando y creando todo lo que tanto orgullo nos generaba a los saladillenses.
Dejaste semillas esparcidas por todas partes, especialmente en los jóvenes, que seguirán viendo en vos el mejor ejemplo de cómo perseguir esos sueños que parecen tan lejanos, difíciles e imposibles de alcanzar.
Los valores humanos que plagaron tu trascendente vida, serán por siempre el mayor legado que vamos a recordar y a valorar de tu vuelo rasante por este pequeño lugar en el mundo.
Me entristece profundamente no poder estar cerca para despedirte como vos te lo merecés amigo.
Disfrutá intensamente éste vuelo mágico de retorno a casa, sabiendo que diste mucho y bueno.
Saladillo te quiere y ahora eternamente.
¡GRACIAS QUERIDO PIRINCHO!
José Luis Salomón