Estamos a un año del cierre de listas para las próximas elecciones nacionales. La política esta en chip electoral, alejada del humor social, donde prevalece el pesimismo, el desánimo, la resignación y el agotamiento.
Un humor social, que prevaleció en las elecciones presidenciales que se desarrollaron en la región entre el 2021 y 2022. Cinco elecciones se desarrollaron el pasado año (Ecuador, Chile, Perú, Honduras y Nicaragua).
En el 2022 ya se realizaron dos elecciones (Costa Rica y Colombia). A excepción de Nicaragua, donde todos los candidatos opositores fueron encarcelados, los oficialismos fueron derrotados. El voto castigo se manifestó con todo su potencial.
En este escenario electoral regional, se debe interpretar la posición de la expresidenta y actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Alejarse del gobierno nacional en el relato sin romper el Frente de Todos, como lo viene manifestando en sus encuentros con la militancia.
Colocarse como opositora al gobierno, que ella construyó con éxito en las elecciones del 2019. Se percibe y se siente la soledad del presidente Alberto Fernández, se cumple unos de los axiomas de la política, en especial en el peronismo, «te acompaño hasta la puerta del cementerio».
Es lo que se percibe, un gobierno con poca reacción, sin posibilidad de marcar agenda y por detrás de los acontecimientos y una vicepresidenta, en modo electoral, alejándose cada día un poco más, y por ende arrastrando a casi toda la dirigencia oficialista con intereses electorales, que el gobierno que preside Alberto Fernández es más pasado que futuro.
Juega a favor de Cristina Kirchner, la política errática de la oposición, en especial de Juntos por el Cambio, donde los egos y sus ambiciones son mas fuertes , que tratar de proponer un camino de futuro que sirva de contención al refractario humor social de la sociedad.
A la política le cuesta hablar de futuro, el pasado y lo necrológico es una forma de construcción política, el status quo y el conservadorismo le ganó al progreso y a encarar proyectos de reformas, las viejas políticas que se siguen repitiendo con los fracasos históricos.
La política sigue anclada en las décadas del ’60 y ’70 del siglo pasado. El país se encuentra estancado y se sigue incrementando la desigualdad y desaprovechando la notable riqueza agropecuaria y energética con políticas caducas, que ya mostraron su fracaso.
Es por eso, que hoy 7 de cada 10 argentinos manifiestan que el futuro es negativo.
Son momentos de innovar, son momentos de cambios. El peronismo tiene que dejar atrás la matriz conservadora de defender solo el territorio, debe generar nuevos liderazgos y definir un proyecto de país.
Volver a sus bases, es decir, a generar esa vocación transformadora que marcó la historia argentina desde mitad del siglo pasado.
Una vocación que caduco y que debe encontrar un sendero de cambio, ya que sino el futuro lo arrastra a ser una opción electoral perdedora y minoritaria.
La sociedad reclama cambios, la política tiene que estar a la cabeza de los reclamos, marcar agenda y proponer soluciones a las necesidades de una sociedad cada vez menos tolerante y exigiendo respuestas súbitas
Quién mejor pueda interpretar y responder estos desafíos, estarán en mejores condiciones para enfrentar el 2023.