NOTA DE OPINIÓN- LA RECUPERACIÓN DE LA DEMOCRACIA Escribe Mario Elgue (*)

A muchos «progresistas» les cuesta separar a aquel Galtieri de 1982 (y a la siniestra dictadura de los generales que, mayoritariamente, no condujeron ni pelearon) de nuestros jóvenes/hombres que combatieron heroicamente para recuperar nuestras islas del colonialismo ingles.

Es cierto que era difícil entender que una dictadura que se había disciplinado ante las grandes potencias occidentales, se enfrentara ahora no solo a Inglaterra sino a toda la OTAN.

Entonces, la postura reduccionista de esta progresía, con poco vínculo con el pueblo real (al cual suele subestima, calificándolo de rebaño emocional), tomó una esperable actitud superficial: aseveró que estábamos ante una maniobra de los despreciables espadones para atornillarse en el poder. Pero lo que estaba sucediendo era mucho mas que eso.

Quizás ellos -los dictadores- podían haberse propuesto varias cosas a la vez pero el imprevisible topo de la historia pugnaba por salir a la superficie y trastocar todo, asombrando a propios y a extraños.

Se puede decir que el retorno de la democracia en 1983 fue más una consecuencia de la guerra de Malvinas y de un cambio de alineamiento hacia la democracia en todo el mundo que de las luchas populares.

Hoy es justo reivindicar el hecho histórico que significó luego el juzgamiento a las Juntas Militares, responsables directas de los crímenes de lesa humanidad (como asi tambien al autoritarismo antidemocrático de las cúpulas guerrilleras) durante el gobierno del Dr. Raúl Alfonsín, caso incomparable con procesos en el resto del mundo, como asimismo el indudable restablecimiento de las libertades públicas.

En ese sentido, la dictadura cívico-militar -con la batuta económica liberal de Martínez de Hoz- habia impulsado, a la par de los secuestros, asesinatos y robo de niños, un deterioro pronunciado del empresariado nacional y del nivel de vida de los sectores populares.

Alfonsín interpretó como nadie el tiempo que le tocó vivir y fue mucho mas allá de su partido: lideró un fuerte proceso de recuperación de derechos y de reconstrucción institucional, reuniendo adhesiones de un signo y de otro del espectro ideológico, sumando incluso a sectores sociales afines al justicialismo.

Mas tarde se enfrentó al sindicalismo e hizo agua frente a los desafios económicos y sociales de ese momento, pero se fue de la política y de la vida con el reconocimiento y el respeto de toda la sociedad.

(*) Socio del Club Político Argentino

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