Retenciones, cepo cambiario, limitaciones a las exportaciones de la producción argentina y trámites burocráticos no son nuevos en la historia de Argentina. Se repiten desde los gobiernos kirchneristas con un pequeño alivio en los primeros años del macrismo, pero vueltas a implementar, para quedarse definitivamente en el mandato de Alberto Fernández. Con la finalidad innegociable de que el consumidor argentino pueda acceder a la carne, símbolo de bienestar, y bajo el entendido de que limitando las exportaciones se controlaría la inflación; volvieron a ser parte de la vida del productor las recargas impositivas y las trabas burocráticas. Claro que productores rurales no hay tantos y quizá no estén en la agenda prioritaria del gobierno. Se estima la cifra en 250 mil y sin embargo son grandes generadores de riqueza para el país. Allí donde el negocio no es rentable, hay una migración hacia el campo uruguayo y paraguayo por parte de los argentinos que fueron modernizando en los últimos años las estructuras productivas de dichos países.
Audio Eduardo Alem. Presidente de La Sociedad Rural de Olavarría