La definición de la ex presidenta generó más tensión dentro del armado político del gobernador, donde creen que la posibilidad de una ruptura está más latente que nunca. Silencio momentáneo en La Plata.
¿Se rompe o no se rompe? Esa es la pregunta con la que especulan todos los dirigentes del peronismo bonaerense. Un día parece que sí. Un día parece que no. Pero no hay certezas. Las suspicacias crecen y las definiciones de los actores principales tiene un valor simbólico cada vez mayor dentro de la discusión de poder que se está dando en la provincia.
El principal argumento es uno que desde su entorno vienen repitiendo desde hace tiempo. No hay octubre sin septiembre. No hay elección nacional competitiva sin un triunfo previo en la elección bonaerense. Y si el triunfo es libertario, una ola violeta se empezara a expandir por el país. En ese argumento está anudado su rechazo al desdoblamiento. Anoche dijo en público, lo que infinitas veces expresó en privado. Cree que es un error.
Un legislador que juega cerca del Gobernador apeló a la ironía para retratar el panorama incierto que quedó después de la definición de CFK: “Habemus final abierto. Todo dependerá de la melodía que surja de los próximos compases”. Reflotó así, ese pequeño conjunto de palabras, la polémica por las frase de Kicillof, a fines de 2023, cuando habló de tocar nuevas canciones. El recambio generacional de liderazgos que La Cámpora nunca le perdonó.