La preocupación de la política oficialista y opositora es buscar argumentos cada vez menos creíbles, de que la culpa la tiene el otro. ¿Y quién es el otro? El peligro del alza de los niveles de hastío y desesperanza en la población.
La preocupación de la política oficialista y opositora es buscar argumentos cada vez menos creíbles, de que la culpa la tiene el otro. ¿Y quién es el otro? El peligro del alza de los niveles de hastío y desesperanza en la población.