Para la política el 2023 ya llegó. Los diversos actores van encontrando su mejor posicionamiento y, por primera vez en varios años, el bi-coalicionismo que parecía ordenar la dinámica partidaria en un modo similar al histórico bipartidismo argentino, se enfrenta a fuertes tensiones internas. Las fisuras son imposibles de ocultar.
Desde ya, que todas las miradas recaen en el Frente de Todos porque la confrontación interna viene escalando de manera constante y preocupante. La ruptura parece ser política, estratégica y personal.
Asimismo, Juntos por el Cambio transita un camino sinuoso. El cambio del radicalismo de dejar de ser un actor secundario para intentar liderar el espacio conjuntamente con la irrupción de Mauricio Macri como referente central el PRO, puso a la coalición en zona de riesgo.
Las diferencias emergen no sólo por las ambiciones personales de cada uno, hecho normal dentro de un espacio, sino sobre todo por las enormes diferencias ideológicas de fondo.
Como novedad, la irrupción de Javier Milei como actor destacado de la política nacional, puso en jaque a todo el sistema. El voto duro de Juntos por El Cambio mira positivamente al cada vez menos despeinado Milei y los sectores juveniles de clase media y media baja, que antaño acompañaron al kirchnerismo, hoy ven que la figura del economista los atrae con un discurso disruptivo y políticamente incorrecto.