Para la política el 2023 ya llegó. Los diversos actores van encontrando su mejor posicionamiento y, por primera vez en varios años, el bi-coalicionismo que parecía ordenar la dinámica partidaria en un modo similar al histórico bipartidismo argentino, se enfrenta a fuertes tensiones internas. Las fisuras son imposibles de ocultar.
Desde ya, que todas las miradas recaen en el Frente de Todos porque la confrontación interna viene escalando de manera constante y preocupante. La ruptura parece ser política, estratégica y personal.
Asimismo, Juntos por el Cambio transita un camino sinuoso. El cambio del radicalismo de dejar de ser un actor secundario para intentar liderar el espacio conjuntamente con la irrupción de Mauricio Macri como referente central el PRO, puso a la coalición en zona de riesgo.
Las diferencias emergen no sólo por las ambiciones personales de cada uno, hecho normal dentro de un espacio, sino sobre todo por las enormes diferencias ideológicas de fondo.
Como novedad, la irrupción de Javier Milei como actor destacado de la política nacional, puso en jaque a todo el sistema. El voto duro de Juntos por El Cambio mira positivamente al cada vez menos despeinado Milei y los sectores juveniles de clase media y media baja, que antaño acompañaron al kirchnerismo, hoy ven que la figura del economista los atrae con un discurso disruptivo y políticamente incorrecto.
Por último, el denominado peronismo racional o federal esta en el proceso de encontrar un norte para plantarse ante los extremos agrietados del sistema. ¿Tiene reales posibilidades el Justicialismo de transformarse en una alternativa en el próximo proceso electoral o el kirchnerismo incorporó y absorbió definitivamente al peronismo?
Ante este escenario, ¿hay reales posibilidades que en 2023 nos encontremos ante nuevas ofertas electorales? ¿Nos acercamos al fin del bi-coalicionismo?
Por separado y sin demasiada coordinación, hay muchos actores que barajan cambios. Es posible imaginar un kirchnerismo bajo el liderazgo indiscutido de Cristina Kirchner haciendo foco en la Provincia de Buenos Aires conjuntamente con Pro como fuerza más representativa de la centro derecha en unión con los libertarios.
Asimismo, un centro federal con detractores del peronismo de diversas provincias (con epicentro político en Córdoba y Santa Fe) y buena parte del radicalismo, intentando construir un centro progresista que haga realidad el abrazo Perón-Balbín.
Por último, una coalición de izquierda que puede obtener resultados por encima de los que históricamente saca.
Si bien son escenarios tentativos, lo que parecía imposible algunos meses atrás, hoy es una posibilidad cierta. La dinámica actual permite visualizar nuevas realidades, escenarios diferentes a los procesos electorales de los últimos años. Si esto finalmente termina ocurriendo o, más aún, si esta nueva dinámica permite romper el estancamiento que nuestro país viene sufriendo en los últimos años, eso ya es aún más complicado de vislumbrar.