Nací en un pueblo chico de la provincia de Buenos Aires, en la ciudad de Las Flores, a 187 Km. de la Capital Federal, Argentina. Allí, aquella vieja cooperativa del pueblo (a la que luego se sumaron otras) es parte del paisaje y de la mano tendida de su gente. Comparte el radio céntrico con la municipalidad, la plaza, los bancos públicos, alguna escuela y la iglesia. Ahora mismo, estoy cerrando los ojos y recuerdo a mi padre -1er. síndico de una Cooperativa Agraria y contador de la Cooperativa Eléctrica- preparando un informe para una reunión que él suponía iba a ser conflictiva. Lo escucho en una asamblea con su lenguaje encendido, propio de los que asumen el rol de pioneros, de esos seres tan especiales que “sienten más fuerte y ven más lejos”. No puedo evitar cierta cuota de idealización. Es una imagen, agigantada con el tiempo, en la que se mezclan la admiración y el orgullo de hijo, la nostalgia por su ausencia y algo parecido a un mandato a seguir. Un poco el azar y otro poco mi compromiso político y social, hicieron que en 1992 tuviera la posibilidad de acercar al Ministro Brown y al Gobernador Duhalde el proyecto de lo que después fue el decreto 2238/92, ratificado por la ley 11483/93, creando el Instituto Provincial de Acción Cooperativa (IPAC) en el ámbito del Ministerio de la Producción. La ley 12057/97 amplió la competencia del IPAC a la promoción de todas las modalidades asociativas de interés común, entre ellas las mutuales, asociaciones, fundaciones y redes de mipymes y, luego, una resolución ministerial le otorgó la coordinación de los Consorcios Productivos Intermunicipales, para lo cual logramos la modificación de la ley orgánica municipal (Art. 43), dándole personalidad jurídica a esas iniciativas entre municipios con propuestas asociativas. También coordinamos la UGE, que promovió la generación de innumerables puestos de trabajo, realizando obras públicas a través de cooperativas que trabajaban por cuenta y orden de los municipios. Seleccionamos funcionarios de probada trayectoria y a jóvenes estudiantes, técnicos y profesionales quienes se enamoraron de esa política pro-activa revalorizadora de la función pública y le dieron al organismo ese toque místico que constituyó nuestra identidad y nuestra ventaja competitiva. Con el dinamismo que le daba la autarquía, ese Instituto fundacional (1992-99) fue un artífice innovador de las reformas de segunda generación. Hoy, aquél esfuerzo interactivo y pluralista ha sido desjerarquizado. El Gobernador Solá le quitó la autarquía con la que contábamos; pasaron gestiones K que lo desnaturalizaron y vaciaron de recursos, transformándolo ahora en una Dirección Provincial, sin el manejo adecuado de los fondos del sector y con la pérdida de una parte del edificio que, oportunamente, adquirimos y se financió con dichos fondos del movimiento cooperativo, lo que podría constituír malversación de una contribución que tiene un destino específico. Sin embargo, cierro otra vez los ojos y viene a mi memoria aquella oficina de 3 x 4 donde empezamos a soñar, en la Torre 1 de las calles 12 y 50, en La Plata. Con ese punto de referencia, no es poco comprobar que cumplimos con los objetivos enarbolados en 1992, en la medida que interpretamos las aspiraciones e intereses más trascendentes de los emprendedores de la economía social. Hoy está a la orden del día revertir este retroceso y que, más allá de los avatares políticos, la promoción del cooperativismo y de las mutuales –tal como lo indica el artículo 41 de la reforma de la Constitución bonaerense de 1994 que nosotros impulsamos–, tenga continuidad y sea parte de una política de Estado. En estos momentos, vuelvo a recordar a mi padre, lo asocio al actual reclamo que exige transparencia, consensos, justicia, solidaridad y una dirigencia que esté a la altura de las circunstancias y no puedo más que coincidir con lo que José Hernández ponía en boca de su Martín Fierro: “el tiempo solo es tardanza de lo que está por venir». _
Foto: Carlos Brown, Ministro de la Producción, Juan Carlos Herrera y otros. Presente Jorge Abelardo Ramos que nos acompañó en ese acto de 1992, asumiendo como presidente del IPAC en la gobernación bonaerense ante unos 500 dirigentes y asociados de cooperativas.