Cada tanto, salen en los medios comentarios críticos sobre entidades irregulares y prestamistas usurarios que llegan a límites inadmisibles, con costos financieros totales altísimos. Se aprovechan así de personas vulnerables que, generalmente, no tienen acceso al sector financiero formal y agumentan que esas tasas extorsivas obedecen a los altos niveles de incobrabilidad.
En ese sentido, durante nuestra presidencia del INAES (2004) adherimos a la creación de una Superintendencia de Entidades Financieras No Bancarias. Precisamente, si hubiera existido ese contralor de los aspectos técnico-financieros, es muy probable que se hubieran detectado escándalos en torno a algunas «mutuales» que cometen abusos en la utilización de los Códigos de Descuento.
Con sus conductas, estas entidades han dado muestras de escasos valores y principios que ahora son utilizadas para desacreditar a todo el sector. Es más, se pretende imputar este proceder irregular a muchas Federaciones Mutuales del interior que -con abnegación y compromiso- dan respuestas efectivas a poblaciones que, de otra manera, no tendrían una cobertura digna.
La propuesta del entonces Ministro Lavagna -que fue apoyada por quien esto escribe- apuntaba a que, además del contralor institucional que debe realizar el INAES, se efectuara un contralor técnico-financiero, desde esta Superintendencia Autárquica. Ella estaba pensada fuera del ámbito del Banco Central y con requerimientos más flexibles que los exigidos por éste a las entidades financieras bajo su control. En ese momento, teníamos reparos sobre la integración del Directorio de dicha Superintendencia, que proponía Economía: nuestra postura era que el INAES tuviera la misma representación que el Ministerio de Economía. Estábamos en esa lucha y, me arriesgo a decir, con posibilidades de éxito.
Tengo la impresión que esta iniciativa es una asignatura pendiente que debe estar a la orden del día en el INAES.
(*) Miembro del Club Político Argentino